domingo, 17 de junio de 2012

Leyendas


La Leyenda - se ha dicho - es el eslabón que une la prehistoria con la Historia misma. Y en verdad, la historia del hombre en su período nebuloso no es más que una sucesión de leyendas.

Cada vez que el ser humano se encontró ante enigmas indescifrables o simplemente ante hechos inexplicables, buscó en la fantasía el origen y desenlace del enigma, de acuerdo a su sensibilidad, psicología y mentalidad. La mente tiene la facultad de reaccionar en idéntica forma ante lo incognoscible. Por eso la leyenda, que es la reacción del hombre ante lo inexplicable, tiene semejanzas en distintas latitudes. La universalidad de muchas leyendas tiene en esto, y en la unidad del género humano, su lógica explicación. Y como abarca todos los aspectos de la vida: amor, luchas, muerte, origen, fin, etc., constituye un valioso auxiliar de la Historia. Joaquín V. González ha dicho que la leyenda, desentraña muchos aspectos del espíritu humano que la Historia no pudo descubrir. Representa también, como todos los impulsos míticos, el esfuerzo del hombre por elevarse a los sobrenaturales, magnificando hechos reales o fantásticos, para crear una vida distinta de la vida material, tan pobre en espíritu y poesía.

Madre del Remanso

Para evitar que los niños tiren piedras en los pozos de agua, se les cuenta que un fantasma maléfico vive en el fondo de los remansos y que se enfurece cuando lo molestan. Otros dicen que es una mujer muy bella, que continuamente peina su cabellera, mirándose en el reflejo del agua. Cuando alguien intenta bañarse en el remanso, lo sumerge para siempre.
Las Salamancas de Catamarca
Se afirma que en la zona norte hay un hueco profundo con una puerta de entrada. Sólo desnudo es posible atravesarla. Un cuervo negro es el que guía al visitante, siempre y cuando éste cumpla con algunos requisitos, como beber sangre de chancho salvaje y orina de sapo. A los pocos pasos, una enorme serpiente se le enrosca de los pies a la cabeza. Si el visitante ha presumido de hereje, pero no ha renegado realmente de su fe, el colmillo de la serpiente lo enviará de inmediato al mundo de los muertos. Si ha renegado verdaderamente, la serpiente se desenroscará. Más adelante le espera un recinto lleno de hombres y mujeres que bailan al compás de una música agradable y atrayente. Más allá se abren inmensos patios llenos de bellísimas flores, pájaros multicolores y tentaciones imposibles de resistir. En otros lados existen otras salamancas, dónde es posible aprender el arte de las brujas. En su interior, después de pasar duras pruebas, como trepar a un árbol sacudido por la peor de las tormentas o montar a un chivo enloquecido, las aprendices comienzan sus estudios. También el maligno puede instigar a las brujas a arrojarse a un pozo, en cuyas aguas deben nadar días y noches, mientras desde lo alto, éste intenta hundirlas con una rama pelada de un álamo. La noche en que la luna llena se instala en lo alto del cielo y coincide justo con la boca del pozo es, sin duda, la noche definitiva. Las aspirantes a brujas que aún se mantienen a flote, ya son brujas como el Diablo manda, y salen del pozo para realizar la mayor cantidad de maldades posibles.


La montaña del Alma Diaguita
Se dice que en los faldeos del Volcán Ojos del Salado hay una gran mina de oro que explotaban los Incas. Al producirse la opresión española se levantaron los diaguitas, con el consecuente exterminio de éstos. En represalia el coloso de los Andes se enfurece y se agita cuando se atreven a tocarlo, convirtiéndose en el guardián de los espíritus de los Incas y los Diaguitas. Mientras éstos aguardan la hora de la emancipación de la raza andina. Aquellos que se atrevieron a recuperar pepitas de oro del lugar, sucumbieron perseguidos por el viento blanco y la tormenta de nieve.

La leyenda de la Laguna del Tesoro

Una de las leyendas más conocidas de la provincia de Catamarca es la que hace referencia a una laguna que está ubicada en el distrito Aconquija, departamento Andalgalá y que recibe el nombre de Laguna del Tesoro. Cuentan que en épocas del imperio incaico llegó la noticia del apresamiento de Atahualpa, último inca y que se reclamaba de todo el imperio, el aporte de riquezas para salvar la vida del emperador incaico.
                
Los habitantes de la zona de Andalgalá, y más precisamente los establecidos  en el Pucará, redujeron el oro e hicieron una magnífica cadena de varios metros de largo. Cada eslabón del grosor del puño de un hombre.
 Con esta preciosa carga, salieron rumbo al centro imperial, por uno de los caminos del inca, el que atravesaba la selva. La comitiva llegó hasta una laguna, donde se anoticiaron del ajusticiamiento de Atahualpa, Allí mismo decidieron arrojar a las aguas de ésta, su presente más otras riquezas. Y desde ese momento quedó el nombre de " Laguna del Tesoro", como hoy se conoce a la paradisíaca laguna, situada al pie del nevado de Aconquija, en límite de las provincias de Catamarca y Tucumán






           

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