lunes, 18 de junio de 2012

Arte y Cultura

La provincia de Catamarca se inserta en un marco cultural que se generaliza al NOA dado sus características étnicas, sociales y geográficas. Sin embargo, posee particularismos que la definen, como algunas formas de expresión de sus prácticas culturales. Éstas son las que provocan una sensación de identidad diferenciada que genera cohesión y noción de pertenencia en los habitantes del territorio.

La provincia está signada por una fuerte herencia aborigen que se conjuga con el pasado colonial para conformar la rica tradición local. Ésta se materializa en los productos y en las prácticas de los artesanos, en los rituales paganos hacia la Pachamama, o en los misa chico. Cuenta la antropóloga Cynthia Pizarro, que en Antofagasta de la Sierra aun se ofrendan a la madre tierra los resabios de la comida. El ritual consiste en arrojar al suelo de las cocinas los restos de los alimentos, mientras se repite como en secreto un rezo en su honor.

Las características de las prácticas culturales no son exclusivas de Catamarca, sino que forman parte de los particularismos del noroeste argentino. Es bastante difícil emprender la misión de detallar la diferencia implícita que divide cada región. Sobre todo si se tiene en cuenta que la identidad no entiende de fronteras con tanta exactitud

Son muchos los productos culturales que en la sociedad catamarqueña se can como propios. Esa manera peculiar de hacer las empanadas, el pan, las comidas telúricas, y hasta la forma de conservar los alimentos en algunos lugares del interior, marcan una diferencia. Desde el folklore se escribieron canciones que describen de forma sentida y exacta la vida del interior de la provincia, las contrastadas apariencias de los paisajes y las sensaciones que provoca.

La música tiene la grata singularidad de acercar con su canto sensaciones lejanas. Enseña de la vida y de las penas de seres distantes, pero unidos por lazos de hermandad.  La Vidala nació de las montañas como un lamento ancestral. Es un canto llorado a los vientos y a los ecos de las quebradas, con una temática que describe el amor, el olvido, la frustración, el paisaje y la religión. Esa nostalgia trascendió las fronteras y se insertó como la representación de esta parte del noroeste y, aunque un poco olvidada, algunos grupos se encargan de transmitirla

El noroeste es un ámbito cultural que tiene componentes homogéneos y

Está vertebrado con un fundamento étnico y social. La religiosidad del pueblo se manifiesta en las tradicionales peregrinaciones que congrega la Virgen del Valle. Estas enormes manifestaciones de fervor mariano entusiasman a promesantes que llegan hasta la provincia proveniente de todas las latitudes.

La cultura es algo que se aprehende y se trasmite. Las creencias, los valores y las tradiciones no vienen dados biológicamente a la sociedad ni a sus habitantes, sino que se generan con el transcurso de los años. Por supuesto que estas construcciones no son hechos fortuitos, sino que están determinados por las circunstancias coyunturales de cada proceso histórico y por las características geográficas de la zona

Esto queda manifiesto en Catamarca en la materia prima de las artesanías que depende, justamente, de este condicionante. Desde aquí se ofrece, por ejemplo, una variedad de artículos labrados en rodocrosita, piedra semipreciosa extraída de las minas de la región oeste y casi única en mundo. Los coloridos tejidos que ostentan las artesanías de la zona son confeccionados con lanas de vicuña, llama y oveja, animales típicos de la región. La creatividad y las formas de trabajar de los artesanos provienen de una antigua tradición que queda plasmada en sus obras. Todas estas formas de expresarse transmiten las costumbres y la cultura del lugar. Según la explicación de la licenciada en antropología Cynthia Pizarro, esas características son producto de una constante articulación entre elementos con sentidos locales y globales que les sirven para interpretar al mundo y orientar su acción.




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